febrero 11, 2009

Segundo Tema: PROFETAS PRE-EXÍLICOS NO SACERDOTALES

Ya se mencionó que la destrucción de Jerusalén en 587 AC fue el acontecimiento traumático más relevante que el judaísmo hubiera sufrido hasta ese momento.
La idea de ser el pueblo elegido, especial para D-os, sede del Santuario en donde moraba la Gloria de D-os, fue profundamente afectada por la devastación que trajo la invasión babilónica.
Es muy evidente el giro en la temática del Profetismo, porque no es lo mismo predicar a una sociedad al borde del colapso, que a un remanente de sobrevivientes de una catástrofe.
En consecuencia, en los siguientes profetas vamos a encontrar muchas de las críticas más ácidas contra las instituciones hebreas. No es de balde: se trata de los anuncios que querían hacer reaccionar a un pueblo que estaba próximo a derrumbarse, y que no parecía estar consciente de ello.

Sofonías

Llama la atención que el versículo 1.1 sugiera que Sofonías fue parte de la familia real, siendo tataranieto de Ezequías. En este caso, pese a no ser parte de la Casta Sacerdotal, estaríamos ante un aristócrata dedicado a un oficio, por sí mismo, subversivo.
A efectos de nuestro tema general, el capítulo 1 del libro llama mucho la atención: Sofonías diserta sobre el “Día del Señor”. Es fácil confundir el sentido del capítulo, ya que los versículos 2 y 3 parecen darle dimensiones universales al juicio anunciado. Sin embargo, el resto del capítulo enfoca la destrucción anunciada sólo al reino de Judá.
En consecuencia, los dos conceptos básicos que plantea Sofonías respecto al “Día del Señor” son los siguientes: en primer lugar, será un día de destrucción; en segundo, tal juicio irá dirigido contra Judá en específico.
El capítulo 2 extiende las dimensiones del juicio a otras naciones, pero sigue sin plantear una visión realmente universal. Se menciona a los filisteos y cananeos (2.4-7), a Moab y Amón (2.8-11), Etiopía (2.12), y la última referencia es hacia Asiria (2.13-15).
El capítulo 3 no es original, o no lo tenemos en su forma original. Los temas que trata (el juicio contra Jerusalén y su restauración) evidencian añadidos de la época del retorno del exilio (segunda mitad del siglo VI AC), muy similares a los de Isaías II.

Nahum

El libro de Nahum es uno de los más sencillos de la literatura profética. De grandes méritos poéticos, su temática está concentrada en la inminente destrucción de Asiria, por lo cual lo podemos datar en un momento anterior al año 612 AC, punto en el que colapsó el Imperio Asirio frente al Babilónico.
A primera vista, parece irrelevante para el estudio de los temas que luego conformaron la tradición apocalíptica. Sin embargo, Nahum nos ofrece un perfecto ejemplo de la coherencia intrínseca de un texto que, prácticamente, no sufrió ningún tipo de añadidura o corrección posterior.

Habacuc

Sin duda, este texto es sorprendente por el cuidado con el que fue elaborado. Los dos primeros capítulos mencionan los cuestionamientos del profeta y las visiones con las que Dios le contesta, mientras que el tercero es un texto de evidente uso litúrgico. Se ha señalado que, probablemente, este capítulo 3 sea un añadido posterior. Aún en caso de ser así, es evidente que tal añadido se hizo con sumo cuidado, ya que su contenido es la perfecta conclusión de los otros dos.
El tema en Habacuc es de profundas implicaciones éticas. Básicamente, es la pregunta de por qué Dios castiga al malo por medio de alguien no menos malo (en este caso, por qué castiga a los judíos por medio de sus enemigos).
No queda claro si los “malvados” que Dios usa para el castigo de su pueblo son los asirios o los babilonios, debido al estilo ambiguo y abstracto del texto.
Pese a que está muy lejos de ser un texto apocalíptico, su profundidad es tal que los esenios-qumranitas lo usaron como un importante punto de referencia para explicar su propio entorno. La muestra de ello es que uno de los documentos más importantes, lo mismo que enigmático, que se ha hallado entre los Rollos del Mar Muerto es un comentario al capítulo 2 de Habacuc (conocido como Pesher Habakuk), en donde se conserva un buen porcentaje de la información que tenemos sobre el no menos enigmático "Maestro de Justicia".

Después de la destrucción de Jerusalén, el panorama cambió radicalmente. En la próxima nota abordaremos a los profetas no sacerdotales de la época en la que terminó el exilio y comenzó la restauración de Judea.

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