febrero 12, 2009

Tercer Tema: PROFETAS POST-EXÍLICOS NO SACERDOTALES

Ya se ha dicho que la destrucción de Jerusalén y el Templo en 587 AC, y el consecuente exilio judío, marcó un parteaguas en la conciencia religiosa del pueblo de Israel.
Los profetas posteriores a ese exilio plasmaron sus inquietudes en cinco libros tan sorprendentes como nada homogéneos. Lo mismo se relaciona una plaga de langostas como el preludio del Fin de los Tiempos, que se reduce el alcance del Día del Señor a una purificación de la Casta Sacerdotal.
Es evidente que en esta etapa (que comprende los períodos Persa y Griego de la historia judía) los conceptos que posteriormente serían básicos para la apocalíptica seguían en proceso de desarrollo.
Hay que mencionar que fue en esta época donde se lograron los dos textos CASI apocalípticos: Joel y los capítulos 12-14 de Zacarías. Veamos el lugar que ocupan en el Profetismo Hebreo de esta época.

Abdías

Este es el texto más sencillo de todos los libros proféticos en cuanto a su narrativa, pero de todos modos ha sido objeto de vastas discusiones debido a la dificultad para fecharlo.
Su tema recurrente es la destrucción de Edom, y en consecuencia, lo más lógico podría ser ubicarlo en los momentos inminentes al fin del exilio en Babilonia (mediados del siglo VI AC), una época en la que los idumeos se habían establecido en el territorio de Judea, aprovechando que estaba prácticamente vacío.
El de Ovadiah (Abdías) es un grito nacionalista extremo coherente con esa época. Sin embargo, la mención del Día del Señor se antoja más tardía, aunque la perspectiva de Abdías es también muy parca: apenas se enfoca a la destrucción de Edom.
A juzgar por la redacción, es evidente que el texto original acaba en el versículo 18, y los versículos 19-21 —de fuerte perfil apocalíptico— son una adición tardía.

Hageo

Este libro nos ofrece una panorámica muy asertiva de las condiciones del profetismo durante la época de la restauración de Judea.
Antes de la destrucción del reino, los mensajes proféticos estaban orientados hacia la reprensión del pueblo en decadencia, o a los anuncios sobre la inminencia de la catástrofe. Durante el exilio, el tema predominante es el consuelo.
Hageo desarrolló su ministerio cuando ya se había regresado de Babilonia, pero mientras Jerusalén y el Templo seguían en ruinas. Por ello, la temática específica de sus mensajes es la restauración.
Lo relevante para este estudio es que Hageo evidencia la parquedad de las expectativas escatológicas de ese momento, idea que nos sirve como base para asumir que los fragmentos que ofrecen perspectivas más complejas son, evidentemente, posteriores.
Para Hageo la consumación escatológica es inminente: en 2.6-7 anuncia la consumación de la espera del pueblo de Dios como algo pronto a realizarse, y en 2.20-23 calcula que sucederá en vida de Zorobabel, descendiente del rey David según la tradición judía, y líder político en ese crucial momento.
Nótese que, al no haber un enemigo radical en el panorama (la relación con las autoridades persas era, más bien, amable), la prédica escatológica de Hageo no incluye una visión catastrófica del Día del Señor, al que ni siquiera menciona.

Zacarías

Contemporáneo de Hageo, Zacarías enfocó las mismas inquietudes en su texto. El único aspecto importante extra es el relativo a los dos Mesías o Ungidos: Zorobabel, como rey ungido de la Casa de David, y Josué como Sumo Sacerdote y ungido de la Casa de Aarón.
Un pasaje emblemático de Zacarías es el capítulo 8: allí se reproduce la perspectiva escatológica amable que está presente en Hageo, evidenciando que hacia finales del siglo VI AC no se había consolidado la perspectiva apocalíptica.
El capítulo 8 concluye en el versículo 19, y hay un acuerdo generalizado respecto a que los versículos 20-23 son un añadido posterior, ya que dan una perspectiva universalista ajena al resto del libro.
Este es el punto final del libro de Zacarías. Los capítulos restantes (9-14) son, sin duda, dos colecciones proféticas anónimas y posteriores, muy seguramente de la época que siguió a la conquista de Alejandro Magno sobre Judea.
Las diferencias son evidentes, especialmente en cuanto a las perspectivas escatológicas. La segunda sección (capítulos 9-11, también conocidos como Zacarías II) inicia con el anuncio de la ruina de varias naciones vecinas (Siria, Fenicia y Filistea, entre ellas), y es factible que sea un eco de la invasión macedónica liderada por Alejandro Magno. La siguiente sección (capítulos 12-14 o Zacarías III) es aún más extraña: está redactada en el estilo de los oráculos previos a la invasión babilónica, pero sin señalar enemigos específicos. Sin embargo, su visión es catastrófica por completo: una invasión de ejércitos enemigos contra Jerusalén marcará el punto en donde la intervención directa de Dios le pondrá fin a los sufrimientos del pueblo de Dios.
Al igual que Joel 3, esta sección casi es apocalíptica, faltándole sólo los elementos estilísticos estrambóticos que caracterizan al libro de Daniel. Sin embargo, ya está lista la visión pesimista de que el Día del Señor va a estar caracterizado por una cruenta y brutal batalla, contrastante con la imagen que nos da Zacarías 8 (evidencia contundente de que los últimos capítulos no pertenecen ni al mismo autor ni a la misma época).

Malaquías

Es probable que este texto sea anónimo, ya que Malaquías (Malaji, en hebreo) significa “mi enviado”, y este título puede derivarse del versículo 3.1
La retórica del libro está estructurada de un modo bien definido: cada una de sus seis partes incluye una afirmación de parte de D-os, las objeciones o cuestionamientos de los oyentes, y el anuncio de castigos o recompensas. Llaman la atención los dos principales temas del libro: las fallas por parte de la Casta Sacerdotal y los fieles en el culto a D-os, y las protestas por los matrimonios mixtos. Este último tópico nos da la posibilidad de fechar el libro: Nehemías prohibió los matrimonios mixtos en 445 AC. El libro data, en consecuencia, de la primera mitad del siglo V AC.
Malaquías también menciona la inminente llegada del “Día del Señor”, pero le da un sentido único: ni siquiera menciona una guerra de por medio. El meollo del Día del Señor, según 3.1-5, será la purificación de la Casta Sacerdotal.
El libro es bastante homogéneo, y sólo se han planteado como posibles añadidos posteriores los últimos tres versículos del libro (4.4-6), y acaso 2.11b-13ª

Joel

Este es un libro sorprendente: casi logra la perfección del estilo apocalíptico, al igual que Zacarías 12-14. Sin embargo, su tema inicial no es, estrictamente hablando, apocalíptico. Con ello nos referimos a que no trata específicamente del Fin de los Tiempos (escatología), sino de algo más mundano (por decirlo de algún modo): una plaga de langostas.
A juzgar por el contenido de 1-2.27, una fuerte hambruna se había desatado sobre Judea a consecuencia de una plaga. El texto es, en sí mismo, un anuncio de la promesa de D-os de que la plaga terminará y la abundancia volverá.
El asunto escatológico viene hasta el capítulo 3. Se ha sugerido que este capítulo pudo ser una interpolación posterior, pero no se han ofrecido argumentos contundentes para ello. Aunque es cierto que ofrece una perspectiva casi apocalíptica, lo cierto es que hay un detalle en el que esta perspectiva se manifiesta como bastante arcaica: 3.1 relaciona el Fin de los Tiempos con la época en la que Judea se recuperará de la hambruna provocada por la plaga.
Más allá de este detalle, sin duda extraño, vale la pena recalcar el mérito de este tercer capítulo de Joel: casi logra el estilo apocalíptico completo. El único elemento faltante vuelve a ser —al igual que con Zacarías 12-14— la depuración del estilo literario, especialmente por medio del uso de visiones simbólicas abigarradas y espectaculares.
Hay que mencionar un hecho más: en textos apocalípticos posteriores (como el Apocalipsis de Juan), es evidente la influencia de Joel por el simbolismo que llegaron a tener las langostas como parte de los juicios de D-os. Lo que para Joel fueron problemas reales (una plaga y una hambruna), para los autores apocalípticos vino a ser un símbolo de los juicios de D-os.

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