marzo 23, 2009

Segundo Tema: ACERCÁNDONOS AL EVANGELIO ORIGINAL

Hay que insistir en que un hecho que suele pasarse por alto es que los evangelios canónicos, tal y como los conocemos, no son la versión original, ni es su forma ni en su contenido.
Si nos atenemos a las reglas de la historiografía, lo único que podemos asegurar es que los evangelios reflejan las creencias del cristianismo en el siglo IV, no la vida y las enseñanzas de un personaje judío del siglo I. Cierto: en los evangelios podemos encontrar elementos propios de cada etapa desde el siglo I hasta el IV, pero la versión definitiva, como tal, refleja los criterios de la Iglesia Cristiana en el momento en que el Nuevo Testamento quedó oficializado (finales del siglo IV).
¿Es posible recuperar, aunque sea en sus líneas generales, el sentido original del texto que algún seguidor de Jesús de Nazareth escribió sobre su maestro?
Nuevamente, ese es el punto donde los Evangelios Sinópticos (Mateo, Marcos y Lucas) son de un gran valor, ya que al estar elaborados a partir del mismo documento, haciendo un trabajo de comparación podemos recuperar los rasgos generales del documento original.
Las evidencias que obtenemos en los cuatro evangelios nos muestran que hubo, por lo menos, dos documentos sobre Jesús de Nazareth. El primero sirvió como base para los Evangelios Sinópticos, y el segundo para el evangelio de Juan. El hecho de que los sinópticos sean tres, permite reconstruir los rasgos generales del texto en el que se basaron; en cambio, el hecho de que no haya otra fuente documental que contenga elementos del texto que originó al evangelio de Juan, hace que sea casi imposible recuperar el documento que sirvió como base para este evangelio.
Vamos, entonces, a enfocarnos en el texto que sirvió como base para la elaboración de los Evangelios Sinópticos, dejando para más tarde los comentarios sobre el caso del Evangelio de Juan.

La historiografía nos ofrece pautas para poder reconstruir textos de los que no disponemos su versión original. Naturalmente, estas pautas no son de una efectividad absoluta, pero no por ello dejan de ser un buen recurso para acercarnos a la forma inicial de un documento cualquiera.
No estamos hablando, además, de reglas intransigentes. Son muchos los aspectos que se deben tomar en cuenta en su aplicación. Vamos a ver tres ejemplos, a partir de la comparación de algunos pasajes de los evangelios sinópticos.

1. El mayor en el Reino de los Cielos

1. En aquel tiempo los discípulos vinieron a Jesús, diciendo: ¿Quién es el mayor en el reino de los cielos?
2. Y llamando Jesús a un niño, lo puso en medio de ellos,
3. y dijo: De cierto os digo, que si no os volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos.
4. Así que, cualquiera que se humille como este niño, ése es el mayor en el reino de los cielos.
5. Y cualquiera que reciba en mi nombre a un niño como este, a mí me recibe.

Mateo 18.1-5

Este pasaje contiene tres elementos bien definidos: la discusión de los apóstoles sobre quién sería el mayor en el Reino de los Cielos, el uso de un niño como ejemplo para resolver la cuestión, y la exposición de los conceptos sobre el tema (ser como niño, humillarse como niño y recibir al niño).

33. Y llegó a Capernaum; y cuando estuvo en casa, les preguntó: ¿Qué disputabais entre vosotros en el camino?
34. Mas ellos callaron; porque en el camino habían disputado entre sí, quién había de ser el mayor.
35. Entonces él se sentó y llamó a los doce, y les dijo: Si alguno quiere ser el primero, será el postrero de todos, y el servidor de todos.
36. Y tomó a un niño, y lo puso en medio de ellos; y tomándole en sus brazos, les dijo:
37. El que reciba en mi nombre a un niño como este, me recibe a mí; y el que a mí me recibe, no me recibe a mí sino al que me envió.

Marcos 9.33-37

Los tres elementos de Mateo están presentes en Marcos, aunque la exposición de conceptos no es tan amplia (Marcos, por una parte, sólo refiere el asunto de “recibir al niño”, dejando de lado el “ser como niño” y el “humillarse como niño”; por otra, menciona que “el que quiera ser el primero, deberá ser el postrero y el servidor”, ideas ausentes en Mateo). De todos modos, sobresale la referencia a Capernaum (Kafar-najum), ausente en Mateo, y la elaboración anecdótica, muy distinta a la de Mateo. En Mateo, los discípulos preguntan quién es el mayor; en Marcos, Jesús los descubre en su discusión y los interroga.
Aquí ya podemos ir viendo elementos elaborados en uno y en otro texto. Mateo es más burdo en su planteamiento anecdótico, pero más elaborado en cuanto a algunos de los conceptos expuestos por Jesús. En contraparte, Marcos ofrece una anécdota más elaborada, y conceptos diferentes a los de Mateo.
Estas simples diferencias muestran que es imposible decidir que un texto haya sido la base del otro, o que uno sea más antiguo que el otro. Lo que se hace evidente es que, en cambio, hubo una fase más arcaica del texto que sirvió como base para que tanto Mateo como Marcos desarrollaran, posteriormente, sus propias versiones.

46. Entonces entraron en discusión sobre quién de ellos sería el mayor.
47. Y Jesús, percibiendo los pensamientos de sus corazones, tomó a un niño y lo puso junto a sí,
48. y les dijo: Cualquiera que reciba a este niño en mi nombre, a mí me recibe; y cualquiera que me recibe a mí, recibe al que me envió; porque el que es más pequeño entre todos vosotros, ése es el más grande.

Lucas 9.46-48

Con mucho, Lucas es el que ofrece la versión más sencilla de este pasaje. No hay referencias anecdóticas como en Marcos, y no hay demasiados conceptos elaborados, como en Marcos y Mateo.
Para Lucas ni siquiera existe la pregunta sobre quién es el mayor. Simplemente, Jesús “percibe los pensamientos” de sus seguidores, y por su propia iniciativa toma a un niño para usarlo como ejemplo de lo que quiere enseñar. Luego, sólo hace la mención de que “quien recibe a ese niño en su nombre, lo recibe a él, y recibe al que lo envió”.
Nótese que la idea de “recibir al que envió a Jesús” no aparece ni por asomo en Mateo. Aunque Lucas es más sencillo en su planteamiento, esta idea es una evidente elaboración posterior, exclusiva de Lucas y Marcos, lo que demuestra que tampoco Lucas reproduce íntegramente el estado primitivo u original del texto.

Repasemos algunas diferencias y similitudes entre los tres pasajes:
1. Según Mateo, los discípulos le preguntaron a Jesús quién sería el mayor en el Reino de los Cielos; según Marcos, Jesús forzó a sus discípulos a hacer la pregunta, tras descubrir que venían discutiendo el asunto; según Lucas, ni siquiera hubo pregunta, sino sólo la discusión entre los discípulos, misma que, al ser descubierta por Jesús, motivó a este último a dar un ejemplo por medio de un niño. De lo anterior podemos deducir que el texto original sólo refería la discusión entre los discípulos, pero sin mencionar si Jesús forzó la pregunta (Marcos), si esta fue iniciativa de los discípulos (Mateo), o si Jesús simplemente les explicó el asunto sin pregunta de por medio (Lucas).
2. Marcos menciona que esto sucedió llegando a Kefar-najum y en una casa, mientras que ni Mateo ni Lucas mencionan nada al respecto. Se deduce, entonces, que el texto original no hacía ninguna referencia al respecto, y que el dato aportado por Marcos es una construcción posterior.
3. Los tres coinciden en que Jesús hizo uso de un niño para exponer su respuesta, así que se deduce que ese elemento es parte del texto original.
4. En Mateo, Jesús dice: “si no se vuelven como niños, no entrarán al Reino de los Cielos; el que se humille como este niño, será el mayor en el Reino de los Cielos; el que recibe a este niño, me recibe a mí”. En Marcos, en cambio, dice: “el que recibe a este niño en mi nombre, me recibe a mí; y el que me recibe a mí, recibe al que me envió”; se menciona que “el que quiera ser el primero, debe ser el postrero y el servidor de todos”, pero antes de que el niño aparezca en escena. Finalmente, en Lucas dice: “el que recibe a este niño en mi nombre, me recibe a mí; y el que me recibe a mí, recibe al que me envió; el más pequeño entre ustedes es el más grande”.

¿Cómo pudo haber sido el texto original?
En este punto, hay otros aspectos a tomar en cuenta. El más importante es el idioma original de cada evangelio. Evidentemente, el texto original estuvo escrito en hebreo o en arameo. Sin embargo, en el Nuevo Testamento, los textos están en griego. El único autor, según la tradición, que era griego fue Lucas. Y hay algo de cierto en ello: Lucas es el texto que hace un uso correcto del griego, y en muchos pasajes es evidente que este evangelio “corrige” la redacción ofrecida por Mateo y Marcos.
Con ello en mente, podemos suponer que Mateo ofrece los conceptos más elaborados y, por lo tanto, lejanos al texto original, aunque Marcos ofrece la anécdota más ajena al sentido primitivo del pasaje.
En este caso, Lucas conserva los elementos más primitivos, pero en una redacción correcta y concisa. El único aspecto en el que se aleja de la versión original sería la referencia a que “el que me recibe a mí, recibe al que me envió”, y lo hace junto con Marcos. El hecho de que en Mateo no esté esta expresión complica mucho el panorama, obligándonos a considerar varias opciones. Las principales serían: 1) El texto original no tenía esa idea incluida, pero luego se desarrolló una versión que ya la incluía, misma a la que tuvieron acceso los redactores de Marcos y Lucas; la idea sí estaba en el original, pero el proceso redaccional hizo que en Mateo se perdiera; la idea no era parte del texto original, y apareció por primera vez en uno de los evangelios (Marcos o Lucas), y posteriormente, los editores la agregaron en el otro.
Esta última idea es casi descartable, porque de haber sucedido algo semejante, lo lógico es que también se hubiera hecho la “corrección” en Mateo. La idea de que los redactores de Mateo eliminaron este concepto es poco probable, a su vez, porque no se puede negar que se trata de una idea fuerte e importante: el que recibe a Jesús, recibe a Dios mismo que lo envió. Es cierto que Mateo ofrece las mayores alteraciones al texto original, pero son elaboraciones que vuelven más complejo el panorama, no más sencillo.
Por lo tanto, apelando a que lo más probable es lo más sencillo, habría que suponer (y recalco: suponer) que el texto original no presentaba esta idea, pero que hubo un estrato intermedio en la que dicho concepto apareció, y que quienes participaron en la elaboración de Mateo no tuvieron conocimiento de ese añadido.
Esta idea nos obliga a suponer que el proceso de elaboración y reelaboración de estos textos incluyó diversos subestratos, pero eso es más bien lo más lógico si tomamos en cuenta que dicho proceso se extendió durante unos 150 años.
Tomando en cuenta los aspectos comentados, el texto original pudo ser algo parecido a esto:

Los discípulos discutieron quien sería el mayor en el Reino de los Cielos.
Jesús dijo: el menor entre ustedes será el mayor.
Entonces, Jesús tomó a un niño y dijo: el que recibe a este niño, me recibe a mí.


Otra posibilidad surge si consideramos otros estilos de redacción realmente primitivos, como los que encontramos en algunos evangelios gnósticos. Imitando un poco dichos estilos, podríamos considerar la posibilidad de que el texto original dijera:

Los discípulos discutieron quién sería el mayor en el Reino de los Cielos.
Jesús dijo: el menor será el mayor.
Jesús tomó a un niño y dijo: el que recibe a este niño me recibe a mí.


Lo interesante de llevar a su forma más simple la redacción, es que ni siquiera es necesario asociar la última frase con las dos previas, y cabe la posibilidad de que la asociación se haya efectuado en el proceso de reelaboración de los textos.
¿Es verosímil esta posibilidad? Seguro. Simplemente, tómese como ejemplo el hecho de que, evidentemente, en ninguna parte del texto original se hablaba de que Jesús hubiera dicho esto en una casa de Kefar-najum, y el evangelio de Marcos terminó planteándolo así.

2. Sanidades en Genesaret

34. Y terminada la travesía, vinieron a tierra de Genesaret.
35. Cuando le conocieron los hombres de aquel lugar, enviaron noticia por toda aquella tierra alrededor, y trajeron a él todos los enfermos;
36. y le rogaban que les dejase tocar solamente el borde de su manto; y todos los que lo tocaron, quedaron sanos.

Mateo 14.34-36

Veamos los aspectos esenciales del texto: Jesús llega a Genesaret; es reconocido y le traen a los enfermos; le ruegan que les deje tocar el manto, y quedan sanos los que lo hacen.
Nuevamente, vemos en Mateo una versión bastante básica de los acontecimientos.

53. Terminada la travesía, vinieron a tierra de Genesaret, y arribaron a la orilla.
54. Y saliendo ellos de la barca, en seguida la gente le conoció.
55. Y recorriendo toda la tierra de alrededor, comenzaron a traer de todas partes enfermos en lechos, a donde oían que estaba.
56. Y dondequiera que entraba, en aldeas, ciudades o campos, ponían en las calles a los que estaban enfermos, y le rogaban que les dejase tocar siquiera el borde de su manto; y todos los que le tocaban quedaban sanos.

Marcos 6.53-56

Según Marcos, los acontecimientos son los siguientes: llegan a Genesaret (igual que en Mateo); Jesús es reconocido (idem); se menciona un recorrido (aldeas, ciudades o campos) de Jesús por la zona (Mateo no habla nada de esto); los enfermos son puestos en las calles (Mateo tampoco lo menciona); le ruegan que les deje tocar el manto, y quedan sanos los que así lo hacen (igual que en Mateo).
Aquí el molde ofrecido por Mateo (el más sencillo) es respetado por Marcos, pero es evidente que los detalles anecdóticos están más elaborados en este último texto. Este tipo de detalles fueron los que hicieron que muchos rechazaran la idea de que Marcos fuera el texto original, porque en este caso las omisiones de Mateo son injustificadas.
Con todo, lo más sobresaliente del asunto es esto: Lucas no menciona en lo más mínimo este pasaje, de lo cual se deduce que no formaba parte del evangelio original, sino de una fuente a la que sólo tuvieron acceso los redactores de Mateo y Marcos.
¿Se trataba de una fuente oral o escrita? Me parece imposible resolver esa pregunta, ya que las dos posibilidades son ampliamente verosímiles, y nuestra percepción del proceso de elaboración de ambos evangelios no cambia mucho si se trata de una o de la otra.
El asunto trascendental es otro en realidad: ¿se trata de una fuente que realmente hablaba sobre Jesús?
Cabe la posibilidad de que no, y que el protagonista del relato fuera otro “hacedor de milagros”. Si este relato llegó a manos cristianas, con mucha facilidad pudieron haberlo asociado con Jesús de Nazareth e incorporado a las colecciones secundarias que complementaban lo referido en el evangelio original, y que paulatinamente fueron fusionadas con el mismo.

3. La “abominación desoladora” de Daniel

15. Por tanto, cuando veáis en el lugar santo la abominación desoladora de que habló el profeta Daniel (el que lee, entienda),
16. entonces los que estén en Judea, huyan a los montes.
17. El que esté en la azotea, no descienda para tomar algo de su casa;
18. y el que esté en el campo, no vuelva atrás para tomar su capa.

Mateo 24.15-18

Los elementos evidentes en este pasaje son los siguientes: la referencia al libro de Daniel, la mención de la “abominación desoladora”, la sentencia de “el que lee, entienda”, la instrucción de huir a los montes, no bajar de la azotea y no volver del campo.

14. Pero cuando veáis la abominación desoladora de que habló el profeta Daniel, puesta donde no debe estar (el que lee, entienda), entonces los que estén en Judea huyan a los montes.
15. El que esté en la azotea, no descienda a la casa, ni entre para tomar algo de su casa;
16. y el que esté en el campo, no vuelva atrás a tomar su capa.

Marcos 13.14-16

Aquí se respetan de modo casi íntegro los elementos de Mateo, salvo por la paráfrasis del lugar en donde tiene que estar la “abominación desoladora”: Mateo menciona específicamente al “lugar santo”, haciendo una clara alusión al Templo de Jerusalén. Marcos, en cambio, sólo dice “puesta donde no debe estar”.
¿Cuál es la versión original? La respuesta nos la puede dar el sentido de la frase “el que lee, entienda”. Vista desde la perspectiva de Marcos, es evidente que se refiere a que el lector debe deducir cuál es el lugar “en donde no debe estar”; en cambio, en Mateo la frase se vuelve oscura y parece referirse a todo el pasaje.
Tomando en cuenta que Marcos nos ofrece un uso más consistente de dicha expresión, es probable que sea en este evangelio donde encontramos la versión original. Entonces, los redactores de Mateo habrían hecho la aclaración de cuál es el lugar “donde no debe estar” la abominación desoladora, pero sin eliminar la expresión “el que lee, entienda”.
Muy seguramente, esta versión de Marcos es la más próxima (si no es que idéntica) al original.

20. Pero cuando viereis a Jerusalén rodeada de ejércitos, sabed entonces que su destrucción ha llegado.
21. Entonces los que estén en Judea, huyan a los montes; y los que en medio de ella, váyanse; y los que estén en los campos, no entren en ella.

Lucas 21.20-21

Este es un claro ejemplo del modo en el que la redacción e ideas de Mateo y Marcos son frecuentemente corregidas en Lucas. El pasaje es mucho más breve, pero perfectamente consistente. La instrucción de que quienes estén en medio de Jerusalén se vayan, es una síntesis perfecta de la expresión “los que estén en las azoteas no desciendan a las casas”, cuya imagen no deja de ser un tanto extraña.
Aparte de ello, es un hecho que el evangelio de Lucas fue escrito para lectores griegos, y también es un hecho que no todos los griegos conocían muchos detalles sobre la cultura judía, y menos aún sobre la guerra que habían mantenido contra el Imperio Romano. Por ello, el evangelio de Lucas elimina las expresiones oscuras (la “abominación desoladora de la que hablo Daniel”, “el lugar en donde no debe estar”, y “el que lee, entienda”), y en su lugar ofrece el dato más conciso: Jerusalén rodeada de ejércitos, y su inminente destrucción.
En este caso nos enfrentamos a la versión más sencilla, pero no por tratarse de la versión original, sino la corrección de las versiones arcaicas, cosa que sucede con mucha frecuencia en Lucas.

Estos son tres ejemplos someros del proceso que implica “reconstruir” un texto arcaico subyacente en diferentes versiones del mismo (tres en este caso).
No es un trabajo fácil, y lo cierto es que no se puede pretender una efectividad total en la reconstrucción del texto original. Sin embargo, es un hecho que los Evangelios Sinópticos nos ofrecen la posibilidad de acercarnos al texto que les sirvió como base.
Para ello, debe seguirse un proceso que consta de dos etapas básicas: primeramente, identificar los pasajes que son comunes a los tres evangelios; luego, identificar la redacción y los conceptos más simples en cada versión, y a partir de ello reconstruir una posible (y recalco: posible) versión que, verosímilmente, hubiera sido el punto de partida para que, eventualmente, se desarrollaran las tres versiones que conocemos.
Cada una de estas etapas tiene sus subdivisiones propias.
Por ejemplo, en la primera etapa debemos considerar que el hecho de que una frase, pasaje o concepto aparezca en los tres evangelios, significa que haya sido parte del original. Bien pudo ser parte de una fuente secundaria a la que hubieran tenido acceso los tres grupos de redactores. Sin embargo, hay pistas que nos pueden ofrecer cierta seguridad. La más fácil de usar es la secuencia estructural del relato: en la medida en la que los relatos sobre Jesús sigan una misma secuencia, es más seguro que sean parte del documento original. Hay variantes en estas secuencias, pero suelen darse por bloques. Por ejemplo, Mateo 8-13 se replica en Marcos 1.21-4.32, y la secuencia de los pasajes es prácticamente idéntica, lo que demuestra que ambas versiones están basadas en un mismo documento previo. Sin embargo, en Marcos esta sección es parte de un relato mucho más extenso, que se extiende —en realidad— durante todo el evangelio. Si quisiéramos poner en el mismo orden los pasajes de Mateo, primero tendríamos que ubicar los que van desde 3.1 hasta 4.17, y luego saltar hasta el capítulo 8.
¿A qué se debe esto? A que los capítulos 5-7 de Mateo (el Sermón del Monte) están insertos en ese punto. Sin embargo, después de esta interpolación, el relato continúa con el mismo orden de Marcos. A esto nos referimos con la similitud estructural del relato.
Lucas nos ofrece más problemas con esta secuencia: desde 4.1 hasta 6.16 es idéntica a Mateo y Marcos; el capítulo 7 es una interpolación proveniente de otras fuentes, y la secuencia se retoma a partir del capítulo 8. Sin embargo, no se retoma en orden. Si seguimos el orden de Marcos, los versículos de Lucas 8 quedarían en el siguiente orden: 19-21, 4-15 y 22-56. Es evidente que en Lucas se han alterado el orden de dos relatos. Sin embargo, también es evidente que no es una alteración que afecte el orden estructural, y es más fácil identificar en ello el trabajo de “corrección” que generalmente encontramos en Lucas, siempre enfocado a mejorar la redacción y exposición de los relatos sobre Jesús (recuérdese que el texto original debió estar escrito en hebreo o arameo; en consecuencia, las traducciones al griego no debieron ofrecer, inicialmente, versiones “elegantes” o “correctas” en cuanto a estilo).
Un caso diferente es la parábola de la sal que pierde su sabor. Aparece en Mateo 5.13, Marcos 9.50 y Lucas 14.34-35. En ninguno de los casos se puede rastrear una lógica estructural. Dicho de otro modo: cada evangelio presenta esta parábola en episodios totalmente diferentes. Tratándose, además, de un pasaje muy breve, es más probable que estemos frente a una interpolación proveniente de una fuente a la que tuvieron acceso los tres grupos de redactores, y además, por separado. Si cualquiera de los tres hubiera conocido este pasaje por medio de cualquiera de los otros textos, lo lógico es que el pasaje hubiera sido añadido en la misma secuencia de relatos. Pero no fue así. Es más probable, entonces, que esta parábola provenga de una fuente secundaria que fue conocida y utilizada por los tres grupos de redactores que le fueron dando forma definitiva a los textos que hoy conocemos como Mateo, Marcos y Lucas.
A la hora de reconstruir la posible versión “arcaica”, a partir de identificar la versión más simple en concepto y redacción, el detalle que debe tomarse en cuenta es que Lucas tiende a depurar la redacción, por lo que en muchas ocasiones, su forma de presentar el relato es más concisa, lo que no significa que sea más simple (como ya vimos en el caso de la “abominación desoladora”).
De hecho, en términos generales, debe considerarse que Lucas, en su estado actual, nos ofrece la versión más tardía, especialmente en lo que se refiere a conceptos (ya ahondaremos en este asunto cuando revisemos el caso de la tradición paulina en el Nuevo Testamento). Sin embargo, hay casos en los que es evidente que Lucas se mantiene más próximo (que no idéntico) a la versión original, como en el ejemplo de la discusión sobre el mayor en el Reino de los Cielos.

Esos son los avatares que hay que sortear al intentar recuperar el posible texto original del evangelio sobre Jesús, mismo que con el paso de un poco más de un siglo se consolidó en tres versiones diferentes, hoy conocidas como Mateo, Marcos y Lucas.
En la siguiente nota, ofreceremos la lista de pasajes que pudieron haber sido parte de este texto para poder darnos una idea del sentido original del mismo.

1 comentario:

  1. Por Que Antes De Que Comience Todo Vamos Hacerle un Homenaje A Jesus como Fue Su Mandato.

    UNA vez al año en la fecha bíblica del 14 de Nisán, la noche de la Pascua, el pueblo dedicado de Jehová se congrega en todas partes de la Tierra en armonía con este mandato de Jesús: “Sigan haciendo esto en memoria de mí.” (Luc. 22:19; Éxo. 12:2-6) Es propio conmemorar la Cena del Señor en esta verdadera Noche de la Pascua, Anualmente Después De La Puesta Del Sol, En La Comunidad De Uno.

    Como Testigo De Jehová Quiero Invitaros A Todos El Dia 9 De Abril Jueves Santo, A La Cena De La Conmemoración De La Muerte De Jesus Que Se Realizara En Todos Los Países Del Mundo, Cada Cual Cayendo En Su Respectivo Uso Horario, Para Mi Es Primera Vez Que El 14 De Nizan Fecha Del Calendario Judío Coincide Con El Jueves Santo De La Religión Católica, La Ceremonia Comienza Después De La Puesta Del Sol Pueden Llegar Media Hora Antes, Normalmente Se Alquilan Grandes Salones Y Teatros Dependiendo De La Cantidad De Personas Pueden Buscar Información Con Cualquier Testigo De Jehová O En los Salones Del Reino, No Se exige Nada Solo Su Presencia Saludos

    ( EL CAMBIO COMIENZA DENTRO DE NOSOTROS MISMOS )

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