marzo 07, 2009

Tercer Tema: EL APOCALIPSIS DE JUAN Y EL USO ERRÁTICO DE LOS CÓDIGOS APOCALÍPTICOS

Ya se mencionó que el libro de Daniel y el Apocalipsis de Juan tienen vínculos evidentes e importantes. Un aspecto de sobresaliente relevancia es la evidencia que nos ofrecen de cómo los copistas cristianos, al no manejar de modo correctos los complejos códigos apocalípticos, deterioraron el uso de los mismos, al tiempo que construían la primera línea teológica netamente cristiana.
Vamos a comenzar por analizar el deterioro de los códigos apocalípticos en el Apocalipsis de Juan, y para ello vamos a retomar el tema de la Bestia mencionada por el Apocalipsis de Juan en 13.1-7 y 17-18, y basada en Daniel 7.
Según Daniel, la información es la que sigue:
1. Son cuatro bestias con características zoomorfas.
2. La primera es un león con alas de águila.
3. La segunda un oso que se levanta más de un lado que del otro.
4. La tercera un leopardo con cuatro cabezas y cuatro alas.
5. La cuarta es de un aspecto terrible y tiene diez cuernos; tres de esos son quebrados para que surja otro, con rasgos humanos y a quien se le concede derrotar al pueblo de D-os durante tres años y medio; su derrota será obra de D-os mismo y tras ella se establecerá el Reino Mesiánico.
En cambio, en Apocalipsis 13.1-7 los datos se presentan de este modo:
1. Sólo hay una bestia, pero integra los elementos zoomorfos de las cuatro bestias de Daniel: león, oso y leopardo (no se menciona al águila).
2. Al igual que en la visión de Daniel, hay siete cabezas de por medio, pero todas están en esta única bestia.
3. Al igual que en la visión de Daniel, hay diez cuernos, pero no se especifica su acomodo; se sobreentiende, en consecuencia, que están distribuidos en las siete cabezas.
4. En vez de la referencia a tres cuernos derribados, se menciona que una cabeza es herida de muerte.
5. En vez de la referencia al surgimiento de un nuevo cuerno, se dice que la cabeza herida es sanada “milagrosamente”.
6. La segunda parte del capítulo habla de un cómplice de esta bestia: otra bestia que hace que la humanidad “adore” a la primera bestia.

La segunda parte del capítulo 7 de Daniel ofrece una explicación de los elementos de las cuatro bestias. En Apocalipsis 13 no aparece algo semejante, pero el tema se retoma en los capítulos 17 y 18, donde se presenta una nueva perspectiva de esta bestia de siete cabezas y diez cuernos:

3. Y me llevó en el Espíritu al desierto; y vi a una mujer sentada sobre una bestia escarlata llena de nombres de blasfemia, que tenía siete cabezas y diez cuernos.
4. Y la mujer estaba vestida de púrpura y escarlata, y adornada de oro de piedras preciosas y de perlas, y tenía en la mano un cáliz de oro lleno de abominaciones y de la inmundicia de su fornicación;
5. y en su frente un nombre escrito, un misterio: BABILONIA LA GRANDE, LA MADRE DE LAS RAMERAS Y DE LAS ABOMINACIONES DE LA TIERRA.
6. Vi a la mujer ebria de la sangre de los santos, y de la sangre de los mártires de Jesús; y cuando la vi, quedé asombrado con gran asombro.
7. Y el ángel me dijo: ¿Por qué te asombras? Yo te diré el misterio de la mujer, y de la bestia que la trae, la cual tiene las siete cabezas y los diez cuernos.
8. La bestia que has visto, era, y no es; y está para subir del abismo e ir a perdición; y los moradores de la tierra, aquellos cuyos nombres no están escritos desde la fundación del mundo en el libro de la vida, se asombrarán viendo la bestia que era y no es, y será.
9. Esto, para la mente que tenga sabiduría: Las siete cabezas son siete montes, sobre los cuales se sienta la mujer,
10. y son siete reyes. Cinco de ellos han caído; uno es, y el otro aún no ha venido; y cuando venga, es necesario que dure breve tiempo.
11. La bestia que era, y no es, es también el octavo; y es de entre los siete, y va a la perdición.
12. Y los diez cuernos que has visto, son diez reyes, que aún no han recibido reino; pero por una hora recibirán autoridad como reyes juntamente con la bestia.
13. Estos tienen un mismo propósito, y entregarán su poder y su autoridad a la bestia.
14. Pelearán contra el Cordero, y el Cordero los vencerá, porque él es Señor de señores y Rey de reyes; y los que están con él son llamados y elegidos y fieles.
15. Me dijo también: Las aguas que has visto donde la ramera se sienta, son pueblos, muchedumbres, naciones y lenguas.
16. Y los diez cuernos que viste en la bestia, éstos aborrecerán a la ramera, y la dejarán desolada y desnuda; y devorarán sus carnes, y la quemarán con fuego;
17. porque Dios ha puesto en sus corazones el ejecutar lo que él quiso: ponerse de acuerdo, y dar su reino a la bestia, hasta que se cumplan las palabras de Dios.
18. Y la mujer que has visto es la gran ciudad que reina sobre los reyes de la tierra.

Apocalipsis 17.3-18

Este pasaje nos ofrece la visión detallada de los elementos que componen a esta bestia. Pongámoslos en lista:
1. Se retoma la idea de que la bestia tiene siete cabezas y diez cuernos.
2. La bestia “era, y no es, y está para subir del abismo”. Esa situación “asombrará” a los “hombres de la tierra”.
3. Las siete cabezas son siete montes, pero también siete reyes de los cuales cinco han sido, uno es, y otro está por venir.
4. La bestia que era y no es, además es el octavo, y es de entre los siete.
5. Los diez cuernos son diez reyes que “aún no han recibido reino”, y cuando lo reciban entregarán su poder a la bestia.
6. Esos diez reyes pelearán contra Jesucristo (el Cordero), pero serán derrotados.
7. Esos mismos reyes pelearán luego contra la bestia y la dejarán desolada.
8. La mujer que monta la bestia es la “gran ciudad” que gobierna sobre el planeta.

Empecemos por el asunto de la bestia “que era y que no es, pero que está por subir del abismo”, y que además es el octavo rey y que es uno de los siete anteriores. Parece confuso, pero es muy probable que no lo sea tanto: la Enciclopedia Católica, en su artículo sobre el Apocalipsis de Juan, retoma el dato de que la muerte de Nerón (suicidio) en 68 dejó muchas dudas en la población. Recordemos que esa situación se dio porque Nerón se enfrentó a la oposición del ejército tras ser declarado enemigo público por el senado, como consecuencia de su evidente locura. Sin más alternativa, optó por el suicidio. Sin embargo, en los sectores populares arraigó la creencia de que sólo se había escondido, probablemente entre los partos, y estaba preparando su venganza contra Roma. ¿Hasta qué punto la Iglesia Primitiva llegó a creer que Domiciano era Nerón? Es una pregunta sin respuesta concreta: se sabe que esa idea estuvo presente, pero es imposible determinar si lo fue en un sentido simbólico o literal. De todos modos, la similitud entre Nerón y Domiciano, para los cristianos, fue fácil de establecer, ya que ambos emperadores desataron feroces persecuciones contra los cristianos. La única diferencia fue que la de Nerón fue local, mientras que la de Domiciano se extendió a todo el Imperio.

El asunto de los diez cuernos es el que, en realidad, evidencia la poca precisión de los autores cristianos para manejar los códigos apocalípticos.
El texto retoma la idea de Daniel: los diez cuernos son diez reyes. Sin embargo, es obvio que para la Iglesia Cristiana la cuenta original (Augusto, Lépido, Marco Antonio, Tiberio, Calígula, Claudio, Nerón, Galba, Otón y Vitelio) no significaba nada, ya que Vespasiano no fue un particular problema para ellos. Por esa razón, la referencia al onceavo cuerno está eliminada por completo. Lo único semejante es la referencia al que era, no es y está por venir, pero ubicado como el “octavo”, aunque en otra cuenta.
Ahí está el problema: el mismo pasaje nos da dos diferentes cuentas de “reyes”: los diez cuernos ya mencionados (que además, “no han recibido reino”), así como las “siete cabezas” de la bestia, que aunque son definidas originalmente como siete montes, también se dice que son siete reyes, y que además uno de ellos mismos será el octavo.
Es decir: aquí tenemos un total de dieciocho reyes (uno de ellos volviendo a ser rey después de haberlo sido anteriormente).
El texto como tal no tiene sentido. Lo más seguro es que estemos frente a interpolaciones provenientes de diferentes épocas, en las que se reflejan las expectativas de la Iglesia Primitiva en diferentes momentos de sus persecuciones.
Es muy probable que la primera interpolación de conceptos date de la época de la persecución bajo Domiciano (95-96), y esté plasmada en la idea de que de siete reyes, cinco ya habían sido, otro estaba gobernando, uno estaba por venir, y al final llegaría un octavo (en realidad, uno de los anteriores retomando el poder) que marcaría el final del Imperio Romano.
La idea es esta: el texto es presentado como una “revelación” dada a un personaje hacia la época de la destrucción del Templo de Jerusalén, durante el reinado de Vespasiano. Para ese momento, “cinco reyes” habían estado ya en el trono de Roma: Augusto, Tiberio, Calígula, Claudio y Nerón (evidentemente, Galba, Otón y Vitelio, por su brevedad, están fuera de la cuenta); otro más estaba en el poder en ese momento: Vespasiano. Finalmente, estaba por llegar otro que debía durar “poco tiempo”: Tito (que sólo gobernó tres años). Luego, la llegada del octavo que era uno de los siete anteriores, lo que seguramente se refiere a Domiciano como segunda versión de Nerón, con la posibilidad de que hubiera gente convencida de que Doiciano era, literalmente, Nerón vengándose.
Una interpolación de ideas muy posterior tendría que ver con los “diez cuernos” que no habían recibido reino.
En Daniel 7 es muy obvio que esos diez cuernos eran parte de la historia de la última bestia, y el importante era el onceavo. En cambio, para los autores de la versión final del Apocalipsis, el asunto tomó otro sentido.
Retomemos la idea original: el autor está situado en la época de gobierno de Vespasiano, y estaría anunciando “proféticamente” que habrían de venir todavía diez reyes (seguramente, para perseguir a la Iglesia). Efectivamente, el cristianismo primitivo fue perseguido por diez emperadores romanos: Domiciano, Trajano, Adriano, Marco Aurelio, Septimio Severo, Maximino Trax, Decio, Valeriano, Aureliano y Diocleciano.
Sin embargo, el mismo texto ofrece un problema para poder validar esta identificación de los diez reyes: dice que estos “le darán el poder a la bestia”, por lo que muchos han propuesto otro tipo de identificación: diez reinos que fueran, en cierto modo, la continuidad del Imperio Romano. En esa línea, por ejemplo, Alberto Barnes propone que dichos reinos-reyes son los vándalos (1), el reino de los suevianos (2), el reino de los visigodos (3), el reino de los álanos (4), el reino de los burgandinos (5), el reino de los francos (6), el reino de los hunos (7), el reino de los lombardos (8), el reino de los britanos (9), y el reino de Rávena (10).
¿Emperadores romanos o reinos vinculados con Roma? Imposible saberlo: el texto NO ES CLARO, y ese es un defecto si estamos hablando de apocalíptica.
Comparemos el asunto con Daniel: se puede discutir si la cuarta bestia de Daniel 7 es Roma o la Siria Seléucida, pero no tenemos duda de que se refiere a un Imperio. Podemos discutir si el último cuerno es Vespasiano o Antíoco IV Epífanes, pero está claro que es un rey, y la dualidad Imperio-Emperador está perfectamente traducida en los símbolos Bestia-Cuerno. Podemos discutir quiénes son los diez cuernos: o bien los antecesores de Antíoco, o los de Vespasiano, pero está claro que son los antecesores de cualquiera de ambos. En resumen: los símbolos, una vez que tenemos la idea de qué significan, son claros en tanto su objetivo, por controvertidos que sean en cuanto a dónde aplicarlos. En cambio, en Apocalipsis 17 todo es Imperio y todos son reyes: la mujer que va arriba de la bestia, la bestia misma, las cabezas de la bestia, los cuernos repartidos en las cabezas de la bestia. Por eso, de una cifra original de diez reyes en Daniel 7, aquí llegamos a dieciocho, sin saber en donde aplicarlos.
Para rematar el punto, Apocalipsis dice que los diez reinos se rebelarán contra la bestia y la dejarán destruida. Entonces, no pueden referirse ni a los diez emperadores que persiguieron a la Iglesia, ni a los reinos vándalo, sueviano, visigodo, álano, burgandino, franco, huno, lombardo, britano o ravenense.
La postura del cristianismo fundamentalista es que estos diez reyes son las diez naciones que, en un futuro, le darán su apoyo al Anticristo, y están representados por los diez dedos de la estatua de Nabucodonosor (Daniel 2), los diez cuernos de la cuarta bestia (Daniel 7), y los diez cuernos de la bestia mencionada dos veces en Apocalipsis (capítulos 13 y 17). Sin embargo, resulta imposible conciliar los pasajes: según Daniel, son diez reyes anteriores a la llegada del gran enemigo del pueblo judío; según Apocalipsis, son diez reyes que cuando lleguen, darán su poder a la bestia, pero luego la dejarán desolada. Sin embargo, Apocalipsis 19.19 habla de un combate escatológico entre la bestia y sus seguidores, en el cual serán derrotados por Jesucristo mismo.
¿Cómo van a llegar la bestia y sus seguidores a esta batalla, si se supone que las diez naciones que la siguen la van a dejar desolada?
Inconsistencias. Eso es todo. No se trata de ningún sentido oculto que no haya sido todavía develado por los “especialistas” en profecía.
Simplemente, sucede que los cristianos de la Iglesia Primitiva no tuvieron la capacidad de manejar los complejos códigos apocalípticos desarrollados por los Esenios-Qumranitas. En consecuencia, lo que en Daniel es claro y directo (en su contexto simbólico y codificado), en Apocalipsis es incoherente y confuso.
La razón es simple: por lo menos, hubo dos momentos en que al texto de Apocalipsis se le añadieron datos. El primero fue durante la persecución de Domiciano, y fue cuando se estableció que estaba por venir un séptimo rey que duraría poco tiempo en el poder, y luego un octavo que sería un “regreso” de uno de los anteriores. Un poco más de doscientos años después, se agregó que “diez reyes” aún habrían de venir, para con ello hacer referencia a los diez emperadores que habían perseguido a la Iglesia. Sin embargo, ni los que agregaron la información sobre Domiciano, ni los que agregaron los datos sobre las persecuciones ulteriores hacia la Iglesia, sabían exactamente a qué se referían las bestias, las cabezas y los cuernos de Daniel. Por ello, pensando que se referían a lo que ellos tenían enfrente, dejaron como resultado un texto confuso que nunca va a dejar de ser discutido, ya que siempre habrá un ferviente creyente en que todo eso realmente habla de un futuro que no ha llegado, y que le dedicará su vida a intentar descifrarlo.
Exactamente igual que desde hace casi dos mil años.
Veamos la contraparte de esta decadencia del estilo apocalíptico: el surgimiento de la teología cristiana, en donde se puede apreciar una creatividad de rasgos, simple y sencillamente, geniales, que permitieron transformar lo que había sido un gran himno de guerra para un pueblo, en una fuente de esperanza para otro.

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