marzo 03, 2009

CUARTO ASUNTO: LA APOCALÍPTICA EN EL CRISTIANISMO

Hay una serie de libros que son denominados “apocalíptica cristiana”. El término es incorrecto, técnicamente, porque no ofrecen las características literarias propias de la apocalíptica, y menos aún las temáticas e ideológicas.
De cualquier modo, no se puede negar que están profundamente influenciados por la apocalíptica. De hecho, lo justo es decir que el cristianismo es una religión, esencialmente, apocalíptica, ya que el único sentido posible de sus creencias tiene como elemento central el regreso de Jesucristo.
En qué términos debe ser ese regreso es otro tema. Las posturas extremas hablan de un regreso espiritual, por un lado, o de un regreso físico, por el otro (precedido por una guerra final, en el más puro de los estilos apocalípticos).
El punto es que el cristianismo no produjo ningún texto apocalíptico nuevo. Lo que sí hizo fue replantearse el sentido de los textos apocalípticos que heredó del judaísmo.
Hay que empezar por preguntar cómo se dio esta herencia.
Es un hecho que no fue de un modo directo, porque la secta que cultivó y conservó la Literatura Apocalíptica —los Esenios— nunca estuvo dispuesta a compartir sus secretos. Menos aún con gente que ni siquiera pertenecía al pueblo judío, como el cristianismo del siglo II, etapa en la que se consolidaron las ideas cristianas esenciales independientes al judaísmo.
Por otro lado, es obvio que dicha herencia tampoco vino de parte de los Fariseos, ya que estos no creían en la apocalíptica.
Ahí radica la dificultad para contestar esta pregunta, que es —en sí misma— la concerniente al origen del cristianismo.
Aunque este tema lo vamos a tratar más tarde, podemos mencionar algo básico por el momento: la apocalíptica fue importante para el cristianismo primitivo, simplemente porque fue importante para Jesús mismo. El único discurso que los evangelios atribuyen a Jesús, y que es indudablemente auténtico, es un discurso apocalíptico. Por ello no es de extrañar que las primeras comunidades cristianas conservaran los textos apocalípticos que hubieran recuperado después de la guerra judía contra Roma.
El punto de enlace de esta nueva perspectiva, que podemos llamar post-apocalíptica, es el llamado Apocalipsis de Juan, al que le debemos dedicar una sección aparte. La esencia del contenido es, sin duda, de origen judío, pero la interpretación —o la teología, para ser más precisos— es netamente cristiana.
A partir de su asentamiento en el cristianismo, otros textos de inspiración apocalíptica se produjeron en las iglesias cristianas primitivas. Carecen de la complejidad del lenguaje apocalíptico judío, por la simple razón de que los códigos y símbolos de la apocalíptica se fueron a la tumba con sus promotores. Por ello, en ningún apocalipsis cristiano encontramos el mismo nivel que en los apocalipsis judíos.
Los dos textos apocalípticos cristianos más importantes son el Apocalipsis de Pedro y el Pastor de Hermas. El primero es una supuesta revelación dada por Jesús a su apóstol, en donde le muestra las características del cielo y del infierno. Por su parte, el Pastor de Hermas es un texto en el que su autor y protagonista discute largamente sobre la vida cristiana, y si es considerado un “apocalipsis”, sólo es porque el autor habla de las “visiones” que D-os le va revelando (recuérdese que “apocalipsis” significa, estrictamente, revelación). Sin embargo, el asunto del Fin de los Tiempos carece de importancia en el texto y en sus evidentes objetivos.
El único texto que ofrece una perspectiva próxima a la apocalíptica es el conocido como IV Esdras (versiones eslava y rusa) o III Esdras (en las traducciones inglesas), y más frecuentemente como II Esdras. Sin embargo, es un hecho que el texto proviene de un ambiente judío, y es altamente probable que sólo haya sido adaptado a las creencias cristianas, al igual que el Apocalipsis de Juan.
No vamos a ahondar más en este tema. En cambio, vamos a enfocarnos en otro asunto que no debe confundirse con apocalíptica cristiana, aunque a primera vista pareciera que sí: la apocalíptica en el Nuevo Testamento.
¿Por qué la diferenciación, si el Nuevo Testamento es el texto sagrado del cristianismo? Porque el hecho es que la apocalíptica que aparece en el Nuevo Testamento fue escrita en un contexto judío.
En las siguientes notas, comenzaremos por revisar el caso del Apocalipsis de Juan, para luego proceder con los demás fragmentos apocalípticos presentes en el Nuevo Testamento.

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