marzo 02, 2009

Cuarto Tema: UN LIBRO QUE SE ADAPTA

A lo largo de varios años de estudio del tema, me he topado con una postura simplemente dogmática por parte de muchos adherentes a la Crítica Bíblica (cuando ellos, justamente, deberían ser los más abiertos a cualquier posibilidad), respecto a que Daniel tiene que ver única y exclusivamente, con la guerra Macabea: fue en ese período cuando se escribió, y todas sus visiones y señales se refieren a ese conflicto. Cualquier posibilidad de relacionarlo con la guerra contra Roma es descartada de modo, simplemente, automático.
Parece extraño, pero esa postura implica un serio problema que, generalmente, es pasado por alto: asumir que Daniel sólo se refiere a la guerra Macabea nos obligaría a cancelar su autoridad como texto apocalíptico.
No es necesario explicar la vigencia que el libro de Daniel mantuvo durante los siguientes siglos: en Qumram se han encontrado varias copias, el Nuevo Testamento lo cita, y fue incluido en la Biblia Hebrea.
¿Por qué se le habría de dar importancia, si se refería a una guerra que ya había sucedido, por no mencionar que la predicción principal había fallado?
El meollo de Daniel es simple: habrá una guerra, al final de la cual, los enemigos del pueblo de D-os serán derrotados, y entonces vendrá el Reino Mesiánico.
Supongamos que Daniel sólo se refiere a la guerra Macabea: bien, los enemigos del pueblo de D-os fueron derrotados, pero el Reino Mesiánico no llegó. Por el contrario, lo que sucedió dos años después de la supuesta victoria, fue un contraataque sirio que se extendió por dos años, al final del cual murió el gran líder judío, Judas Macabeo.
Luego se logró una victoria importante, pero no la predicha por Daniel. En vez del Reino Mesiánico, Jonathán Macabeo se conformó con garantizar la libertad religiosa de los judíos, que de todos modos siguieron siendo vasallos de los sirios. Peor aún: en vez del restablecimiento del linaje de David en el trono, Jonathán Macabeo usurpó el trono y el Sumo Sacerdocio.
Dicho en palabras diferentes: lo más importante del libro de Daniel falló.
Si se hubiera tratado de seguir una conducta razonable, dicho libro hubiera sido desechado como un error o un disparate.
Pero no: se le conservó como un texto sagrado y se le siguió dando importancia durante los siguientes siglos (hasta la fecha, incluso). ¿Cómo pudo ser esto posible? Por medio de algo muy frecuente en los medios “proféticos” apocalipticistas: la continua adaptación del significado del texto en cuestión.
Precisamente, uno de los principales problemas que tenemos para reconstruir el perfil ideológico de los Esenios-qumranitas, es que los Rollos del Mar Muerto no ofrecen una postura homogénea. Es natural: son el resultado de más de dos siglos de actividad escrituraria, y en ese lapso las condiciones cambiaron mucho en el entorno judío.
Por lo menos, podemos identificar las siguientes etapas:
1. La guerra Macabea, cuando se escribieron los primeros textos netamente apocalípticos en sus versiones iniciales: Daniel y Enok.
2. Los dos años de relativa quietud (164-162 AC), cuando se creía que los sirios habían sido derrotados.
3. Desde el reinicio de las hostilidades hasta el armisticio final (162-158 AC).
4. Otro período de relativa calma (158-153 AC).
5. La etapa de negociaciones y tensiones entre los líderes Hasmoneos de Judea y los emperadores Seléucidas, que culminó con la independencia total del reino judío (153-127 AC).
6. La etapa independiente, en la cual se dio el esplendor de la dinastía Hasmonea (127-63 AC).
7. Desde la anexión de Judea como provincia romana hasta el ascenso de Herodes como rey idumeo impuesto por Roma (63-37 AC).
8. El período de gobierno de Herodes el Grande (37-4 AC).
9. La etapa de gobierno compartido entre los descendientes de Herodes y los procuradores romanos (a partir de 4 AC), en la cual se dieron fuertes levantamientos en los años 6, 34-35 y 58-59 DC.
10. Los años previos al levantamiento contra Roma (59-66).
11. La primera guerra judeo-romana (66-73).
Por lógica, en un período que implicó tantos cambios sociales, las expectativas proféticas de los místicos radicales de la secta esenia fueron ajustándose (exactamente igual que las explicaciones ofrecidas por los “especialistas” en profecía, que cada diez o quince años tienen que replantear el enfoque de sus predicciones, debido a los reacomodos en la política internacional).
En consecuencia, veamos el asunto del libro de Daniel desde esta perspectiva: el texto original anunció que el Reino Mesiánico llegaría tras la derrota de Antíoco IV Epífanes (Daniel 8). Antíoco fue derrotado, pero el Reino Mesiánico no llegó. En lugar de ello, el conflicto reinició, y cuando culminó, la independencia de Judea no se había logrado, sino solamente la libertad de culto. Además, el Sumo Sacerdocio y el gobierno político quedaron en manos de una familia sin derecho para el ejercicio de ambos oficios.
Con todo, la lógica que, evidentemente, se impuso fue la de que el error había estado en la interpretación, no en la profecía. Efectivamente, tendría que haber una guerra final, en la cual se cumplirían todos los anuncios hechos por el libro de Daniel.
Los acontecimientos que se dieron a partir de 127 y hasta 63 AC obligaron a que el concepto de “guerra final” se volviera abstracto, ya que no había un panorama claro sobre quién sería el enemigo. Por el contrario, fue una etapa en la que Judea llegó a desarrollar bastante poder como potencia local, e incluso sometió a sus vecinos enemigos.
La ocupación romana a partir de 63 AC dejó claro quién sería el enemigo a derrotar en la “guerra final”: el nuevo poder político que, unas décadas más tarde, habría de entrar en su fase imperial.
La imposición de una dinastía no judía en el trono (los Herodes), así como la corrupción descarada con la que gobernaron muchos procuradores, fueron haciendo crecer las tensiones entre judíos y romanos, y el ambiente se fue radicalizando hasta que la guerra fue inevitable.
Es obvio, por lo tanto, que hacia los años previos a la guerra de 66-73 DC, los místicos judíos estaban seguros de que las profecías de Daniel se referían a la guerra que se venía contra los romanos. Es obvio, por lo mismo, que era necesario hacerle adecuaciones al libro.
¿Por qué? Porque en su estado original, sólo se refería a los acontecimientos sucedidos algo más de dos siglos atrás. En esa condición, eran simplemente inútiles.
El Nuevo Testamento nos ofrece un testimonio historiográfico contundente al respecto: de los pocos discursos que se pueden considerar como originales de Jesús, destaca el de contenido apocalíptico conservado por Mateo (24), Marcos (13) y Lucas (21). Las tres versiones son casi idénticas, lo que nos obliga a suponer que está conservado de un modo bastante exacto.
Uno de los pocos detalles que no están presentes en los tres evangelios, y que por lo tanto es un probable añadido posterior, está en Mateo 24.15 y en Marcos 13.14: “Por tanto, cuando veáis en el lugar santo la abominación desoladora de que habló el profeta Daniel… (Mateo)”. Lucas resume la frase de un modo, seguramente, más claro para sus lectores: “Cuando veáis a Jerusalén rodeada de ejércitos”.
De todos modos, el hecho de que esta frase esté presente en Mateo y Marcos refleja la claridad del concepto: para los partidarios de la apocalíptica hacia finales del siglo I AC, el libro de Daniel se refería a la guerra contra Roma (no cabe ninguna duda de que Jesús está hablando en ese discurso sobre la futura confrontación con Roma).
En consecuencia, es absurdo descartar el vínculo entre Daniel y la guerra contra Roma. De hecho, dicho vínculo resultaba indispensable hacia la segunda mitad del siglo I DC, justamente para que el libro de Daniel conservara vigencia.
Querer reducirlo a un texto que sólo se refiere a la guerra Macabea es perder de vista una característica fundamental de la apocalíptica: la adaptabilidad.

¿Cómo se lograron las adecuaciones del libro de Daniel? La evidencia que nos ofrecen los capítulos 7 y 8 nos dan una buena pista: el uso de paradigmas. En la siguiente nota, vamos a revisar dos casos bastante bien delineados en este maravilloso libro, que posteriormente nos servirán para aproximarnos a ciertos aspectos oscuros de los Rollos del Mar Muerto.

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