abril 13, 2009

Sexto Tema: UN EJEMPLO DE LOS EVANGELIOS SINÓPTICOS REVISADO

Vamos a revisar un pasaje que comparten los tres Evangelios Sinópticos, razón que nos sugiere que es parte del contenido del Evangelio Original.
El pasaje en cuestión es el que comprende los relatos alrededor del arresto de Jesús, y abarcan las siguientes porciones:
1. Mateo 26.47-75
2. Marcos 14.43-72 (excepto 51-52)
3. Lucas 22.47-71
En resumen, dichos pasajes abordan el momento en que Jesús fue arrestado, su presentación ante el Concilio (Sanedrín), y la negación de Pedro.
Mateo y Marcos se desenvuelven de modo perfectamente paralelo, y salvo detalles en la redacción, el único ente extraño en el relato es la mención de un joven “que huyó” de la escena del arresto de Jesús (Marcos 14.51-52). La ausencia total de este relato en los otros dos evangelios evidencia que se trata de una interpolación posterior.
El punto significativo es este: el paralelismo perfecto entre Mateo y Marcos nos muestran que ambos respetaron la secuencia del relato original. Veamos, entonces, de que se trata el relato:
Después de haber celebrado el Séder de Pesaj (la Última Cena), Jesús y sus apóstoles se dirigieron a Gethsemaní. Allí empieza el relato, cuando aparece Judas al frente de una tropa de soldados del Templo, con la consigna de identificar a Jesús por medio de un beso. La única diferencia entre ambos relatos es que en Mateo aparece un breve diálogo: Judas saluda diciendo “salve, Maestro” (demasiado romano, por cierto, evidencia de lo tardío que es la redacción), y Jesús contesta “amigo, ¿a qué vienes?” En cambio, en Marcos sólo aparece el saludo de Judas (“Maestro, maestro”). Lo demás sigue igual: uno de los seguidores de Jesús saca una espada y hiere a un siervo del Sumo Sacerdote (nótese que ninguno menciona que fuera Pedro; ese dato lo aporta el Evangelio de Juan).
En este punto aparece otra diferencia, y es evidente que se trata de una interpolación tardía en Mateo. Marcos simplemente menciona que Jesús reprende a la turba que viene a arrestarlo, reclamándoles el por qué lo arrestaron como a un criminal, si todos los días había estado haciendo vida pública en el Templo. En cambio, Mateo agrega una breve reprensión de Jesús hacia quien hizo uso de la espada, después de la cual continúa con la reprensión contra la turba, exactamente en la misma línea que Marcos. Esta sección termina con la frase que nos narra la huida de los discípulos, idéntica en Mateo y Marcos.
La siguiente parte es la presentación de Jesús ante el Sanedrín. Tal y como está planteado el relato, se nos da a entender que esto sucedió esa misma noche.
Jesús es llevado ante Caifás, y Pedro sigue al cortejo. La única diferencia es la mención de Marcos de que Pedro se sentó con los alguaciles; Mateo sólo dice que llegó hasta el patio de la casa de Caifás.
Sigue una breve referencia al proceso judicial, y los dos evangelios coinciden en sus detalles: la búsqueda de un argumento para acusar a Jesús, la referencia a su anuncio de destruir el Templo y reconstruirlo en tres días, y el dato de que los testimonios eran contradictorios.
Luego, el cuestionamiento por parte del Sumo Sacerdote (evidentemente, Caifás), mismo al que Jesús responde con un estoico silencio, hasta que Caifás hace una pregunta bien específica: “¿Eres tú el Cristo, el Hijo de D-os?” En ambos textos, todo es prácticamente igual, salvo porque Mateo le pone un poco más de retórica a la pregunta de Caifás: “Te conjuro por el D-os viviente, que nos digas si eres tú el Cristo, el Hijo de D-os”.
La respuesta de Jesús es la misma en ambos textos, aunque con leves diferencias retóricas nuevamente. En Mateo, Jesús dice “Tú lo has dicho, y además os digo que desde ahora veréis al Hijo del Hombre sentado a la diestra del poder de D-os, y viniendo en las nubes del cielo”, mientras que Marcos es más escueto: “Yo soy, y veréis al Hijo del Hombre sentado a la diestra del poder de D-os, y viniendo en las nubes del cielo”.
La conclusión de esta escena es la misma en los dos textos, nuevamente: Caifás apela a que no hay más necesidad de testigos, y el Sanedrín concluye que es un reo de muerte, tras lo cual Jesús es agredido físicamente.
Del mismo modo, el relato de la negación de Pedro —que viene a continuación— nos presenta un paralelismo completo en ambos evangelios: Pedro, en el patio de Caifás, es cuestionado por sus vínculos con Jesús. Las dos primeras en comentar ese vínculo son criadas, y la única diferencia es que para Mateo son dos diferentes criadas las que lo cuestionan, y para Marcos es la misma en dos ocasiones. Finalmente, se dice que “los que estaban allí” lo empezaron a increpar sobre el mismo asunto, y Pedro volvió a negar hasta el canto del gallo.
Este es el punto donde más se diferencian los textos: según Mateo, el gallo sólo cantó una vez. Según Marcos, dos. Esta singular divergencia es una evidencia de que cada texto evolucionó por separado, pero el hecho de que se conserven los rasgos del relato de modo idéntico, y más aún, en el mismo orden, evidencian que provienen de un documento en común.

Lucas nos ofrece un panorama sutilmente distinto. Con ello nos referimos a que es evidente que se basó en el mismo documento, ya que podemos ver exactamente los mismos elementos. Sin embargo, no están organizados del mismo modo. Con todo, las diferencias son, insisto, sutiles, lo que hace evidente que no estamos ante la posibilidad de que Lucas se hubiera basado en una fuente diferente. Más bien, se trata de un proceso de reorganización del material. ¿El objetivo? El más frecuente en el Evangelio de Lucas: darle una mayor consistencia al relato.
El relato también arranca en el huerto de Gethsemaní, donde Jesús es arrestado. Nuevamente, aparece Judas al frente de la turba, y en este caso no hay una salutación de su parte hacia Jesús (como en Marcos), y menos aún un diálogo (como en Mateo). El único que habla es Jesús, para decirle “¿con un beso entregas al Hijo del Hombre?”.
Entonces aparece otro elemento nuevo: antes de que uno de los apóstoles ataque al siervo del Sumo Sacerdote (tampoco se dice que haya sido Pedro), los mismos seguidores de Jesús le preguntan si deben atacar.
Estas diferencias no son relevantes. Los elementos son, por sí mismos, idénticos, y los detalles propios del texto de Lucas son para incrementar el aspecto dramático del relato. En esa misma línea debe ser visto el siguiente detalle, otra originalidad de Lucas: Jesús sana al siervo del Sumo Sacerdote (ninguno de los otros evangelios menciona este detalle).
Sigue el reclamo de Jesús respecto a que, habiendo llevado una vida pública, se le esté arrestando como si se tratara de un criminal. Nuevamente, Lucas agrega en este punto un elemento que le da mayor dramatismo al relato: menciona que allí estaban presentes los principales sacerdotes y ancianos del pueblo judío (Marcos y Mateo mencionan “mucha gente”, y aclara que iban de parte de los principales sacerdotes y escribas).
Es en este punto donde Lucas reorganiza el orden del relato. Para Mateo y Marcos, Jesús fue llevado inmediatamente ante el Sanedrín; Lucas, en cambio, pospone esa escena, y se enfoca en la negación de Pedro. Al igual que en Mateo y Marcos, la primera en señalar a Pedro es una criada; Lucas sólo menciona que “otro” fue quien hizo el segundo señalamiento, y una tercera persona hace el último (a diferencia de Mateo y Marcos, donde son todos quienes empiezan a acusar al apóstol).
Revisemos el orden: el arresto de Jesús se da durante la noche (igual que en Mateo y Marcos), y es esa misma noche cuando Pedro niega a Jesús (igual que en Mateo y Marcos). La diferencia importante es que Lucas no ubica en ese momento la comparecencia de Jesús ante el Sanedrín, aunque sí la agresión física a la que fue expuesto (para los otros dos evangelistas, los golpes los empezó a recibir Jesús después de comparecer ante el tribunal).
El punto final de esta secuencia es el juicio de Jesús, que según Lucas se realizó cuando ya era de día. Es muy interesante notar que Lucas condensa mucho el relato en este punto: sólo se menciona una pregunta, hecha por “los principales sacerdotes y los escribas” (Caifás no es mencionado), y la respuesta de Jesús (similar a la que da en los otros evangelios) motiva un dictamen rápido y contundente: ha blasfemado.
Es muy notable el hecho de que no se menciona nada sobre falsos testigos contradiciéndose, y menos aún que el Sanedrín decidiera que Jesús merecía morir por su blasfemia.
¿Estuvieron estos elementos en el texto original?
Buena pregunta, que nos obliga a enfrentar los recovecos de las técnicas historiográficas.
La perspectiva más simple nos diría que si un elemento no está presente en alguna de las tres versiones, es casi un hecho que no estuvo en el texto original. Sin embargo, no podemos sacar conclusiones tan rápido: los detalles mencionados están claramente presentes en Mateo y Marcos, y es evidente que no fueron copiados de uno al otro. En ese caso, se hubiera copiado todo, y tanto Mateo como Marcos tienen aspectos exclusivos que nos obligan a descartar una dependencia de uno hacia el otro. La posibilidad de que esa dependencia se haya dado en una etapa intermedia en la evolución de los textos también es improbable, porque implicaría asumir que cada texto tuvo su propio proceso de evolución, luego hubo un momento en el que estos procesos se juntaron, y luego otro en el que se volvieron a separar, lo cual resulta casi inverosímil.
En consecuencia, es más fácil suponer que la mención a varios testigos falsos y sus contradicciones, lo mismo que la sentencia de muerte contra Jesús, sí fueron parte del documento original, pero que Lucas prefirió eliminarlas en su reelaboración del relato.
¿Por qué? Por una búsqueda de consistencia. Cualquier lector perspicaz se puede dar cuenta que los alegatos de los testigos falsos en Mateo y Marcos no son, desde ninguna perspectiva, contradictorios. Sucede algo parecido con la sentencia de muerte: estrictamente hablando, no se menciona ningún elemento acusatorio que mereciese la pena capital. Entonces, es muy probable que Lucas haya eliminado los detalles que podían afectar la consistencia del relato, resolviendo el asunto por medio de una redacción compacta y precisa.
Esa precisión es muy característica del tercer evangelio, y no es un secreto que, literariamente hablando, Lucas está mucho mejor logrado que Mateo y Marcos.
Más adelante vamos a redundar en este punto, y por ello es importante tener claras una serie de ideas sobre los Evangelios Sinópticos:
• Hubo un Evangelio Original. Los tres evangelios conocidos como Mateo, Marcos y Lucas son tres versiones diferentes de este documento, resultado de tres diferentes procesos evolutivos en los que cada versión incorporó material proveniente de otras fuentes.
• Muy probablemente, el texto que conocemos como Mateo es lo que podríamos llamar una versión palestiniense.
• Por su parte, el de Marcos sería la versión romana.
• Lucas, a su vez, sería la versión griega.
• De los tres textos, el que más muestras da de haber estado vinculado con un personaje histórico definido es el de Lucas. Muy probablemente, su versión inicial fue elaborada por este personaje bien identificado como uno de los asistentes directos del Apóstol Pablo.
• Lucas, greco-parlante de nacimiento, elaboró una versión depurada del texto original, seguramente en hebreo, o en su defecto en arameo. Debido a ello, el texto que seguimos conociendo como Lucas es el que presenta la mayor cantidad de “correcciones” estilísticas, así como elementos dramáticos para darle mayor consistencia al relato.
• En consecuencia, es también el que nos ofrece la perspectiva teológica más alejada del texto original.
En la siguiente nota vamos a revisar el asunto de las fuentes secundarias que aportaron el material que no estuvo incluido en el texto del Evangelio Original, y que permitieron que los textos que hoy conocemos como Mateo, Marcos y Lucas lograran su forma definitiva.

2 comentarios:

  1. grcias justo lo q estaba buscando seeeeeeeeeee

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  2. mabel huertas morales20 de junio de 2012, 20:29

    bueno es algo de lo q necesito , pero ALGO ES ALGO
    grasiass *-* .

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